El noroeste de la Península Ibérica sufre de nuevo la tragedia de los incendios.
Después de los 64 muertos de la gran tragedia de Pedrogão Grande durante el verano, ahora en pleno otoño una ola de cientos de incendios ocurridos en el centro y norte de Portugal se llevaron la vida de 41 personas hasta el momento. Este año está teñido de negro en relación a las víctimas mortales resultado de los incendios forestales, siendo más de un centenar.
Al otro lado del río Miño, Galicia también está siendo golpeada por los incendios, tres personas también perdieron la vida. En Asturias sólo se produjeron daños materiales.
El presidente de la Xunta de Galicia culpa a las condiciones meteorológicas muy adversas influenciadas por el huracán Ofelia, y también aprovechó para especular sobre un posible acto terrorista ecologista, y a Portugal por no controlar sus fuegos.
Alberto Núñez Feijoó se lamenta por su vecino Portugal, pero éste luchaba contra unos 300 incendios al mismo tiempo, y el número de víctimas era desproporcionadamente mayor que en Galicia.
Tanto en Portugal como en Galicia estos acontecimientos están cuestionando a sus gobiernos.
Después del descalabro de este verano, la falta de coordinación sobre la responsabilidad de la ministra de la administración interna de Portugal es visible, y se niega a dimitir a pesar de las presiones y críticas de la opinión pública portuguesa, los medios de comunicación y la oposición política en el parlamento. Y la líder del Partido Popular (CDS-PP), Asunção Cristas, ya anunció la presentación de una moción de censura al gobierno.
Para la ministra Constança Urbano de Sousa, la “acción” es la palabra de orden, aunque esta “acción” ha fracasado en la prevención y en el combate a los incendios, reduciendo a la mitad la capacidad de extinción de incendios después del verano.
Después de la tragedia, las críticas son las mismas sobre la privatización de los medios de lucha contra incendios, la desorganización territorial, el envejecimiento de la población rural y el abandono de los campos. Y en Galicia, la polémica ley de los montes aprobada por el gobierno gallego del Partido Popular, que según algunos medios permite la urbanización en áreas quemadas.
Y para este efecto ya circula una petición en change.org para pedir la revocación de esta ley que ya cuenta con más de 73.000 suscriptores.
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