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LEGIONELLA MATA DE NUEVO EN PORTUGAL

Después del gran brote de legionella de 2014, la enfermedad del legionario vuelve a matar en Portugal.

Aún no recompuesto de la tragedia de los incendios forestales que han matado más de un centenar de personas, sobre todo en el centro y norte de Portugal,  ahora le toca a Lisboa sufrir con otro gran brote de legionella.

Desde el 31 de octubre en que fuera descubierto el primer caso diagnosticado, ya han sido infectadas más de 54 personas y hasta el momento han muerto 5 personas.

Después de varios días de incertidumbre, un informe del Instituto Ricardo Jorge ha declarado que el nuevo foco de Legionella Pneumophila tenía como causa las torres de refrigeración del Hospital São Francisco de Xavier.

El ministro de sanidad portugués, Adalberto Campos Fernandes, ya ha pedido disculpas a todos los afectados, por la responsabilidad política de lo ocurrido, y principalmente porque este hospital lleva el nombre del gran misionero del siglo XVI, siendo el hospital de referencia para la población del sur de Lisboa.

Adalberto Campos Fernandes tiene en sus manos más un gran problema para intentar resolver. Su gobierno ha sido muy criticado por los comités de enfermeros y de médicos, que han pedido mejoras salariales y de trabajo.

Veolia Portugal es la empresa responsable de la manutención de las torres de refrigeración del Hospital São Francisco de Xavier ha abierto una investigación interna y externa a través del Instituto de Qualidade e Soldadura (ISQ) para determinar sus responsabilidades, y además por la vía judicial, después de que la dirección general de sanidad confirmara el foco del brote, la fiscalía general del Estado también ha abierto una investigación criminal.

La legionella es una bacteria responsable de la enfermedad de los legionarios, una forma de neumonía grave que se inicia habitualmente con tos seca, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares y dificultad respiratoria, pudiendo también surgir dolor abdominal y diarrea. La incubación de la enfermedad tiene un período de cinco a seis días después de la infección, pudiendo ir hasta 10 días.

La infección puede ser contraída por vía aérea (respiratoria), a través de la inhalación de gotitas de agua o por aspiración de agua contaminada. A pesar de ser grave, la infección tiene un tratamiento efectivo.

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