Está amaneciendo en Portugal mientras escribo, ya es 25 de abril, México tuvo una tarde lluviosa y viento aterciopelado, me pregunto si la escasa primera parte de la lluvia de aproximadamente cinco minutos fue producto del cambio climático o es sólo que yo antes no ponía atención a los detalles, quizá sea esto último, en fin.
Hace poco revisaba documentos de todo tipo respecto al impacto de nuestra vida en la tierra, artículos que versan sobre todo tipo de temas: regímenes internacionales de protección del medio ambiente, biodiversidad, escasez de agua, estrés hídrico, agua virtual, nuestra huella ecológica, desertificación, el desprendimiento de glaciares, las islas de basura, extinción de especies, la capa de ozono, contaminación del aire, lluvia ácida, deforestación, bióxido de carbono: acumulación e impacto en los corales, una molécula biodegradable para la explotación de petróleo, fracking, desalinización, derrames químicos e incremento del nivel del mar, refugiados medioambientales y más. En este ir y venir de ideas me detuve un momento y conscientemente elegí por esta vez, la reforestación, dirás que cosa más trivial, habiendo mencionado tantas otras cosas, pues ya verás que no es nada insignificante.
Hablar de reforestación nos hace pensar en amplios bosques o zonas que antaño lo fueron y brigadas de voluntarios dispuestos a ensuciar sus manos para dar vida a un espacio generalmente perdido de vegetación en tierra, pero también se habrá de reforestar el mar. Éste es sólo un ejemplo de los efectos del cambio climático que algunos se empeñan en negar.
En Baja California, México, debido al incremento de la temperatura media del mar en los últimos cuatro años, una especie propia del Pacífico templado: el sargazo gigante Macrocystis pyrifera, la macro alga más grande del mundo que mide 30 metros creadora de bosques submarinos y el alimento de diversas especies cuyo crecimiento ha sido afectado, se encuentra en un programa piloto para intentar salvarla, antes de que desaparezca como ya ha sucedido en casi todo Australia.
Este es sólo un ejemplo de las muchas acciones que una gran cantidad de personas alrededor del mundo hacen para paliar los efectos del calentamiento global y ojalá que funcione, pero pensemos que la naturaleza lo ha hecho mejor que nosotros por milenios.
Los árboles que hablaban y caminaban del Señor de los Anillos existen a decir de Peter Wohlleben quien ha cuidado el “bosque de descanso” Ruheforst durante la última década y escribió en 2015 La vida secreta de los árboles, libro en el que devela cómo es que los árboles se transmiten señales eléctricas a través del micelio y propagan aromas (etileno) cuando los insectos que los atacan llegan alertando a los demás para que activen sus mecanismos de defensa.
Árboles que han sido talados hace cientos de años de los cuales sólo queda el tocón siguen vivos a pesar de que sin la fotosíntesis de sus hojas deberían haber muerto, pero sus raíces reciben azúcar de los árboles circundantes según expertos de la Universidad de Columbia Británica, esto sólo sucede entre los árboles antiguos desafortunadamente no con las reforestaciones de ahí la importancia de preservar lo ya existente.
Quiero cerrar este artículo con palabras del astrofísico Tonatiuh Matos “Somos el producto, los ojos, el cerebro de ese Universo queriéndose conocer a sí mismo.”
Y añadir somos aquello que hacemos para cuidar del universo.
Reyna Ortega Arista. “La Mexicana”
Mi estimada Reyna.
Que interesante artículo. Como biólogo conozco ese hecho de que hay varias especias de árboles que comparten nutrientes (minerales y azúcares) a través de sus raíces, por lo cual es mejor preservar los bosques antiguos, lo cual también ayuda a preservar la biodiversidad. Por otra parte, cuando se deforesta por completo un bosque y permanece el suelo sin la cobertura de árboles, se pierden muchos nutrientes y en ocasiones el mismo suelo; se alejan muchas especies de animales, pero también se pierden muchas especies muy importantes del suelo que viven entre la hojarasca: invertebrados como hormigas, escarabajos, ciempiés, arácnidos, así como diversas especies de hongos, musgos, helechos y líquenes. Todos eses organismos son muy importantes para mantener un bosque madura en estado sano. Al sembrar con árboles jóvenes con las mismas especies que había originalmente se puede formar un bosque nuevo, pero sin toda la biodiversidad ya mencionada, no aprovechará los nutrientes del suelo y no retendrá el agua de lluvia tan eficientemente como el bosque antiguo. Puede tardar decenas de años en volver a desarrollarse un bosque maduro nuevamente.
Muy importante el tema que mencionas de la afectación del cambio climático en los mares. Ojalá puedas abordar dicho asunto próximamente. Urge crea conciencia con los humanos de todo nuestro bello y maltratado planeta.