En pocos días la frenética e imprevisible política española dio un giro de 180 grados. ¿Será que estamos en presencia de una gerigonça a la española?
La emotividad es algo que está muy presente en el ser humano, y la política como expresión de una actividad humana no escapa a la regla.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, que ya era denominado como la gran desilusión de la izquierda, en un ápice pasó a ser el nuevo presidente del gobierno del Reino de España.
Varios factores han contribuido para la caída de Rajoy: la sentencia del caso Gürtel que también en parte sentenció al Partido Popular, el levantamiento de las medidas aplicadas a Cataluña debido al artículo 155 de la Constitución española, y también su aliado de conveniencia, Ciudadanos, que apelaba a la anticipación de las elecciones legislativas en España.
Sin embargo, a priori incluso estos condicionantes nefastos para el Partido Popular, no parecían ser suficientes para que Mariano Rajoy fuera desalojado del Palacio de la Moncloa, y la moción de censura del PSOE surte efecto.
La conjugación de todos estos factores y la habitual inercia de Mariano Rajoy proporcionó la creación de la gerigonça española.
Es claro que los políticos y sus afines están en contra del ascenso al poder de los socialistas, y ya lo apodan como el gobierno Frankstein.
En el regreso al poder de los socialistas en Portugal en 2015, gran parte de la prensa de Madrid ha ignorado lo que ocurría en el país vecino con su gerigonça, prefiriendo dar las noticias sobre la “ardiente” Grecia que todavía está dirigida por la izquierda radical del Syriza.
En Portugal la creación de la gerigonça no tiene precedentes, ya que fue el resultado de un acuerdo histórico de toda la izquierda parlamentaria para poner el partido socialista en el poder, a pesar de ser el segundo en las elecciones parlamentarias de 2015, con 32,31% de los votos contra 36,86% de la coalición de derecha que estaba en el poder.
La gerigonça portuguesa es un “case study” político a causa de las rivalidades históricas dentro de la izquierda portuguesa causado por el Partido Socialista y el Partido Comunista Portugués, iniciado en el tiempo de Mário Soares y Álvaro Cunhal.
Curiosamente, la palabra gerigonça en portugués significa algo mal hecho o que amenaza con deshacerse, proviene del castellano antiguo – jerigonza.
En cuanto a la gerigonça española también atendió a factores que asolan a la sociedad española como: la corrupción y el independentismo catalán.
En Portugal la gerigonça unicamente necesitó el acuerdo de los partidos de izquierda: Partido Socialista, Bloque de Izquierda, Partido Comunista Portugués, Partido Ecologista “Los Verdes” y el recién llegado al Parlamento, el Partido de los Animales y de la Naturaleza.
En España, la gerigonça española del PSOE es más compleja, y necesitó el apoyo de Unidos Podemos, de los nacionalistas de Cataluña y del País Vasco, y de otros pequeños partidos.
Como es obvio la estabilidad de esta gerigonça española es mucho más sensible que la portuguesa, y los equilibrios políticos van a tener que ser muy bien medidos. Por no hablar de la oposición de la derecha, sobre todo en el senado que ya amenazó con alterar el presupuesto de estado que es de su autoría, para castigar a los “traidores” del PNV.
Los próximos días serán cruciales para conocer la gerigonça española y ver si es tan fuerte como la portuguesa. O por el contrario, será minada por el populismo y los prejuicios del pasado.
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