Hoy hablaremos del agua, pensaremos en esa gran cantidad de líquido que es hogar del más grande mamífero, los preciosos corales, las ancestrales tortugas, las juguetonas focas, las estrellas, sí porque no sólo viendo hacia el cielo es que las encontramos, también en el océano plástico que estamos dejando a las generaciones futuras tenemos estrellas y ojalá así como pensamos en descubrir los misterios del infinito tratemos de preservar el hábitat de estas bellas especies.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) alrededor del 97.5 % del agua es salada, del 2.5 % aproximado restante el 70% está congelado en los polos, un poco más en los mantos acuíferos y en la humedad propia de la Tierra así que nos queda menos del 1% accesible para consumo humano, suena escalofriante si consideramos que ya somos más de 7550 millones de personas en el mundo y que la agricultura gasta alrededor del 70% del líquido, pero hoy como dije, nos concentraremos en los océanos porque es 8 de junio y celebramos su día, aunque tal vez no esté para celebración sino para concienciación.
En ese 97.5% de agua donde la vida intenta florecer también se encuentran cinco billones de trozos de plástico envenenando paulatinamente a algunos peces y matando trágica e inmediatamente a otros; pero los humanos no estamos exentos de nuestra irracionalidad consumista de productos plásticos, de los cuales el 40% se usa una sola vez, pues a decir del profesor de toxicología ambiental en la Universidad Heriot-Watt, Ted Henry, la persona promedio podría consumir 100 partículas de plástico al año al consumir mariscos, así que tarde o temprano pagaremos nuestra imprudencia o negligencia.
Y es que somos negligentes porque los seres humanos generalmente no nos pensamos como parte del medio ambiente, nos sentimos si no ajenos distanciados del resto de los seres vivos, pero no es así, somos seres esencialmente hechos de agua. El agua nos constituye: nuestros pulmones tienen un 90% del líquido, el cerebro un 70%, nuestro organismo completo ronda este último porcentaje, no habrá un buen mañana si no hay agua saludable en nuestros océanos.
La acidificación producto de nuestro intenso consumo de energéticos que libera bióxido de carbono en cantidad cada vez mayor está provocando que la temperatura se incremente, esto afectará a todos los habitantes del océano, principalmente a los corales que ya se han blanqueado en buena medida, especialmente en Australia. El cambio climático según la investigadora de ciencias de la atmósfera Graciela Raga provocaría menos ciclones tropicales pero más intensos, se sabe que los corales actúan como una barrera natural ante estos eventos, pero no podrán protegernos de nosotros mismos.
Y sí, hay investigadores trabajando para acabar con este problema, pero mandamos alrededor de ocho millones de toneladas de plástico al año a nuestros mares y si consideramos que de los cinco billones de piezas que ya se tienen 92% son más pequeñas que un grano de arroz, cómo vamos a hacer para que nuestros peces no las ingieran y mueran lentamente por ello…
Reyna Ortega Arista (La Mexicana)
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