Raia Diplomática para celebrar el Día Internacional de la Mujer invitó a Silvia Segovia, una de las referencias más importantes en la enseñanza de la comunicación en España.
Durante nuestra conversación descubrimos que un viaje a Santiago de Chile, despertó su pasión por la enseñanza.
En esta animada entrevista, nuestra ilustre experta nos ha ofrecido algunos preciados consejos para mejorar nuestras presentaciones y discursos en público.
Y además tuvimos tiempo para hacer una pequeña evaluación a los principales líderes políticos de España.
Cuando una actriz está en el escenario ¿”siente el mundo a sus pies”?
Siente una gran responsabilidad. En ese momento lo que quieres es que todo fluya lo mejor posible, salir airosa de cualquier situación imprevista que brinde el directo, y hacer que el público disfrute de la obra. Sí sientes “un cierto poder” porque los espectadores esperan llevarse algo de esa representación, y tú tienes que dárselo. Tienes el control de esa situación; es adrenalina pura.
¿Por qué ese cambio: de los escenarios a la formación?
Más que un cambio fue una evolución. Todos mis estudios se relacionaban con lo artístico: arte dramático, radiodifusión y locución, doblaje, interpretación ante la cámara, guion cinematográfico…, y tenía que combinar estas ocupaciones con otras con mejor rendimiento económico.
Tuve la oportunidad de trabajar en Santiago de Chile formando a equipos en excelencia telefónica y ahí descubrí que me apasionaba enseñar. Me formé en el área educativa y durante la carrera observé que el profesorado hablaba en público ante sus alumnos, pero que sus mensajes no llegaban como fuera deseable. Después aprecié que esta carencia comunicativa se extendía a los ámbitos institucionales, empresariales e informativos. Y aquí vi claramente cómo el teatro, la locución, la radio, el guion…, podían ayudar a las personas a transmitir mejor sus ideas y mensajes, y a ser más persuasivas.
Creé una metodología que reunía esos conocimientos y busqué la didáctica más adecuada para lograr que mi objetivo como docente se cumpliera lo mejor y más fácilmente posible. Fue así como empecé a dar clases para mejorar las habilidades comunicativas ante el público, eliminar el miedo escénico y entrenar discursos para hacerlos más atractivos y eficaces.
¿Qué diferencias existen entre hablar ante un público cuando estás actuando y hacerlo para exponer un discurso?
Cuando estás metida en un personaje hablas desde ese personaje. No hay una implicación personal en cuanto a que no estás expresando tus sentimientos. Sin embargo, cuando nos dirigimos a la audiencia para explicar algo, tenemos que decir las cosas que pensamos –no las que nos escriben-, y nos sentimos aún más desnudos. Cuando habla el personaje tienes la excusa de que es el personaje quien lo dice, pero cuando lo haces desde ti mismo, no hay excusa; lo has dicho tú. Hay mucha más responsabilidad por decir lo correcto y no errar.
Además, en una obra teatral todo está estudiado. En una ponencia, por ejemplo, tienes una estructura de lo que vas a decir pero no te aprendes nada de memoria (o al menos no es aconsejable pues pierde frescura, espontaneidad y queda encorsetada).
Cuando estás dando una charla, hay que tener seis sentidos en juego para atender al directo. El sexto nos ayuda a captar cómo respira nuestra audiencia para ir adaptando nuestra exposición a sus respuestas. En el teatro también tenemos que estar siempre en vilo pero no cabe la opción de cambiar el guion o hacer una pausa cuando no toca. En las exposiciones orales, ser flexible, adaptarse e improvisar, son cualidades necesarias para sobrevivir a cualquier imprevisto y lograr la excelencia discursiva.
Hablar en público, para una audiencia de desconocidos, puede parecer un drama para los más inexpertos. ¿Cómo debemos eludir ese miedo escénico inicial?
Creo que lo más importante es tener muy claro que no somos los protagonistas del acto comunicativo. El público no va a vernos a nosotros, va a escuchar nuestro mensaje. El truco está en no pensar en nosotros y en nuestros miedos tanto, si no en dar al público lo que espera de nosotros. Primero tenemos que tener muy claro qué es lo que queremos comunicar y sentirnos seguros con el mensaje que vamos a ofrecer. Liberar tensión, aflojar nuestros músculos, calentar la voz y el cuerpo. Si nos cuesta arrancar al principio, tener nuestro inicio muy bien ensayado y no dejarlo en manos de la improvisación. Podemos familiarizarnos con el público antes de dar nuestro discurso (hablar con él abiertamente, si es posible, para que arrancar el speech sea más sencillo)…

La voz es uno de los elementos en los que más se nota el nerviosismo del orador. ¿Qué hacer en estos casos?
Acompañarnos siempre de una botella de agua para hidratarnos, hacer ejercicios de precalentamiento para que la voz esté bien colocada al hablar ante el público, y proyectar nuestras palabras con peso y potencia para que no nos tiemble.
¿Y qué postura corporal debemos tener?
Hay una postura que nos hace sentir y parecer más seguros y contundentes. Se trata de apoyar bien los pies en el suelo en paralelo, a la altura de la cadera, ponernos rectos, con los hombros bien colocados, rodillas semiflexionadas (que no haya tensión en nuestro cuerpo), mandíbula a noventa grados respecto al suelo y, muy importante, sensación de altitud (sensación de que nos están estirando hacia arriba) y sensación de amplitud (nunca hacernos pequeñitos y exponer el corazón al público; nos hará ser más sinceros, más expresivos y más creíbles).
Cuando hacemos una presentación siempre estamos vendiendo algo. Un servicio o producto, nuestra imagen, nuestra reputación. ¿Cómo debemos llamar la atención de nuestro público?
De cualquier manera excepto con la habitual. Si comenzáis vuestra presentación diciendo “Buenas tardes, soy Jose Ruiz y vengo a hablaros de…”, seréis uno más. Hay que agudizar el ingenio e impresionar, desconcertar, conmover, crear expectación, despertar el interés, generar motivación, provocar un cierto ánimo o disposición en las personas que nos están escuchando. Cualquiera de estas acciones funciona. Debéis escoger aquellas que vayan con vosotros, que se adapten a vuestra manera de ser, para que no perdáis identidad ni autenticidad.
¿Y esa captación de atención es siempre igual o es diferente conforme a nuestro objetivo?
Siempre hay que pensar en el objetivo. No sirve impactar por impactar. La opción que escojamos para llamar la atención de la audiencia irá enfocada a acercarnos o a lograr ese objetivo de comunicación, nunca a alejarnos de él.
Muchos emprendedores tienen que cambiar de ciudad o incluso de país, para buscar las mejores condiciones para iniciar su startup. Y a veces es necesario hacer una presentación en una lengua que no domina bien. ¿Qué técnicas hay para superar esas dificultades?
Ensayar la exposición con un buen entrenador para hablar en público, que tenga esa lengua nativa, y explotar nuestro lenguaje corporal y paraverbal (intención, entonación, inflexiones, volumen…); la comunicación no es solo verbal.

¿Es necesario sentir lo que estamos transmitiendo para que nuestra comunicación sea eficiente?
Yo estoy segura de que la máxima eficiencia comunicativa se alcanza cuando conectamos con nuestra verdad, nos dejamos llevar por ella y comunicamos lo que sentimos. Cuando una persona habla en conexión consigo misma, la dimensión persuasiva es más alta. Ahora bien, hay muchos actos en los que debemos hacer presentaciones que no hemos escrito nosotros, o defender un producto del que no estamos cien por cien convencidos. En este caso va a ser difícil que sientas algo que no sientes, pero sí tendrás que hacer lo posible, unos buenos ejercicios de conexión personal con lo que expones, para que al público le resulte cierto, creíble, y por tanto, tu comunicación sea eficaz.
El networking es también otra herramienta usada por aquellos que empiezan a emprender sus negocios. ¿Cómo de importante es hoy en día?
No suelo ir a este tipo de eventos, pero desde mi breve experiencia puedo decir que es una herramienta muy efectiva. Eso sí, no debemos ir con expectativas de firmar contratos ese mismo día. En estos casos el trabajo surge a medio o largo plazo. Es sembrar para el futuro.
Ya sabemos que el arte de networking no es sólo el intercambio de tarjetas de visita. ¿Cuál es la fase de este proceso que nos exige más atención?
Lo tengo muy claro: atender a los otros. Al igual que al hablar en público pensamos que somos los protagonistas –y no es así-, en este caso soltamos nuestro currículum con mucha prisa, y mantenemos a los demás en un segundo plano. En definitiva, tenemos que escuchar más, interesarnos en las otras personas y no pensar solo en nosotros.
Ha habido una erupción de nuevos movimientos políticos radicales en todo el mundo, y ahora también en España, ¿será que la comunicación política de los partidos tradicionales tiene que cambiar?
Creo que está claro que estamos pidiendo un cambio de lenguaje. Siempre destaca aquello que no está estandarizado. Si las personas estamos acostumbradas a que nos hablen con buenas palabras pero por otro lado no actúan en consecuencia, al final resalta aquella persona que es directa y que dice sin escrúpulos cuál es su postura y qué es lo que va a hacer. Puede ser una respuesta de la sociedad, a lo mejor con ello están creando una especie de “llamada a la acción” para que los políticos sean menos protocolarios y más sinceros.
En general, ¿cómo podemos clasificar la calidad de comunicación de los partidos políticos españoles?
Si nos referimos a la oratoria de los nuevos líderes, ha mejorado; ahora es mucho más cercana, pero sigue siendo mejorable la calidad informativa.
Ahora vamos a hablar de virtudes. ¿Cuál es la mayor virtud comunicacional de Pedro Sánchez?
Su capacidad de medir su gesticulación y sus palabras.
¿Pablo Casado?
La coherencia entre su comunicación corporal y su comunicación verbal.
Pablo Iglesias?
La calidad retórica.
Albert Rivera?
La sencillez discursiva y naturalidad al hablar.
¿Cuándo y por qué se creó Elocuarte?
Se creó en año 2014 porque, como he indicado más arriba, descubrí que podía ayudar a personas y entidades a que sus actos comunicativos sean prácticos, eficaces, y –muy importante- adaptados al mundo actual.
¿A quién va dirigido?
A empresas, instituciones, entidades educativas y políticas, y a particulares que deseen mejorar sus habilidades comunicativas ante el público, que quieran acercarse a su audiencia para satisfacerla y lograr sus objetivos de comunicación.
¿Y en qué consiste “Atrapa a tu audiencia”?
Atrapa a tu audiencia -aparte de ser el nombre de uno de mis cursos- es un reclamo que responde a la filosofía “Atrapa más” de Elocuarte. Pretende decir a todas las personas que vivimos en la era de la sobreinformación, que hemos “mutado” en seres más selectos para sobrevivir al ataque informativo. Descartamos con mucha facilidad y ágilmente los mensajes que no nos interesan. Por ello para hablar en público debemos dominar la curva de atención de la audiencia, atraparle, estar conectados con ella, hacer que esté conectada con nosotros y nuestras palabras, facilitarle la información para lograr que nuestro mensaje llegue, profundice, cale hondo y se recuerde.
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