Para aquellos que son de la Raya de Beira Interior (Portugal), sabrán que hay una noche muy especial. Es la noche en que el Madeiro calienta la Raya, nuestras almas y nuestros corazones.
Esta tradición de origen pagano fue introducida en la Península Ibérica por los Celtas para celebrar el solsticio de invierno.
El Madeiro calienta principalmente la Raia, aunque hay otras regiones portuguesas que también encienden esta gran hoguera comunitaria.
Estas grandes hogueras mágicas que alegran la noche buena pueden tener diferentes nombres. Además de madeiro, también se les llama cepos, galheiros, hogueras de navidad o de gallo.
En la Sierra de Toledo, por ejemplo, en Robledo del Mazo su hoguera de navidad se llama leños o nochebuenos. Esta es una tradición pagana por excelencia, pero la Iglesia Católica ha tratado de apropiarse de su sentido místico.
En vez de la celebración del solsticio de invierno, comenzó a encenderlo junto a la iglesia con el pretexto de calentar al niño Jesús la noche de su nacimiento.
En Portugal, el madeiro más grande que calienta durante las fiestas de Navidad también se encuentra en la Raia, concretamente en Penamacor.
Debido a la cantidad de madera recolectada, que generalmente está compuesta de troncos gruesos de roble o acebo, su madera se quema tradicionalmente el 23 de diciembre.
Pero ahora la tradición ya no es la misma. Principalmente debido a la despoblación y a la muy baja tasa de natalidad. De hecho, Penamacor fue el municipio portugués que perdió más población en los últimos 4 años. Actualmente tiene casi -20% de habitantes en comparación con 2015.
Y por esta razón, las mujeres también son llamadas a la organización del Madeiro, cuando antes era exclusivamente una actividad de los hombres.
En su día, el corte de los troncos y su transporte,era responsabilidad de los jóvenes en edad de incorporarse al servicio militar obligatorio, más conocidos como los “quintos” en España.
Todo este ritual comienza a principios de diciembre. Pero hoy el trabajo es mucho más fácil y mecanizado.
En vez de sierras manuales con fuerza humana, ahora son las moto sierras las que limpian y cortan los robles y los acebos.
Del mismo modo, antes de que el madeiro llegara a la iglesia, el transporte era realizado por los burros, y hoy son los potentes tractores los que simplifican el trabajo.
El madeiro también calienta los pequeños pueblos de la raya como es el caso de Bemposta do Campo. El único pueblo histórico del municipio de Penamacor que aún mantiene con gran dificultad esta tradición milenaria. Los 60 habitantes de esta antigua villa medieval aún pueden disfrutar y calentar las noches frías con su madeiro. Sin embargo, la edad ya no perdona, pues la mayoría de su población tiene más de 65 años, y pocos ya se atreven a sentir el calor de su madeiro.
En el pasado, la plaza de la iglesia estaba llena de personas de todas las edades. La música, el vino y los petiscos (la tapa portuguesa) circulaban alrededor de la hoguera mágica para alegría de todos.
Sé el primero en comentar