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Entre el Tratado de Tordesillas y Europa

ENTRE EL TRATADO DE TORDESILLAS Y EUROPA

Hace unos días se celebraron dos eventos muy importantes para Portugal y España. El aniversario de la firma del Tratado de Tordesillas el 7 de junio y de la adhesión de España y Portugal a la entonces Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea) el 12 de junio. Pero ¿qué hay entre el Tratado de Tordesillas y Europa?

La conquista española del Nuevo Mundo y los descubrimientos portugueses fueron hitos muy importantes no sólo para la historia de estos dos países, sino también para la Historia Universal.

Estos dos eventos han permitido que dos idiomas ibéricos, español y portugués, tengan hoy una proyección mundial.

Volviendo a la historia, el Tratado de Tordesillas permitió la división del mundo entre Portugal y la Corona de Castilla con la aprobación del papa Alejandro VI.

Este hecho histórico atestigua la importancia de la Península Ibérica en la geopolítica de los siglos XV y XVI.

Sin embargo, también significó una mayor distancia política y cultural entre los portugueses y el resto de la Península Ibérica.

Curiosamente este episodio histórico significó la consolidación del proceso de independencia y autonomía total frente a sus rivales peninsulares.

Los descubrimientos portugueses (1415-1580) fueron sin duda un importante “instrumento” para el nuevo formato de la identidad lusa.

Entre el Tratado de Tordesillas y Europa, o mejor la adhesión de España y Portugal a la entonces Comunidad Económica Europea, han transcurrido más de 5 siglos.

El 7 de junio de 1494, la ciudad castellana de Tordesillas fue escenario de la reunión de altos representantes de Portugal y de la Corona de Castilla, pero al final significó un aumento en la separación cultural y de identidad entre estas dos naciones.

Por el contrario, la firma del Tratado de adhesión a Europa de España y Portugal se llevó a cabo en dos lugares diferentes, pero tuvo la virtud de ser la fecha del acercamiento efectivo entre los portugueses y los españoles.

Hoy aún estamos en proceso de aprendizadje de las relaciones hispano-portuguesas. Y no es sorprendente ya que sólo en las últimas décadas el intercambio cultural, turístico, político y económico entre portugueses y españoles ha sido más firme.

Hay una interpretación general de España, es decir, una opinión general del español medio de que Portugal todavía mira a su vecino con gran desconfianza, a pesar de las ventajas que ve en él.

Hay otros que reconocen que Portugal en ciertos asuntos es mejor que España, a pesar de ser más pequeño y menos desarrollado económicamente.

Pero en España, para quienes viven la realidad española, saben que la desconfianza portuguesa es el único obstáculo para la relación pragmática y competente de las relaciones luso-españolas.

Justo ayer tuvimos un claro ejemplo de la falta de interés general de España por Portugal.

En el acto solemne de la reapertura de la raya ibérica, estuvieron presentes los más altos dignatarios del Estado español y del Estado portugués: Felipe VI, Rey de España, Marcelo Rebelo de Sousa, Presidente de la República portuguesa, Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno de España y António Costa, Primer Ministro de Portugal, no fue suficiente para entusiasmar a los grandes medios de comunicación españoles.

Por supuesto, se dio cobertura en los medios pero no fue suficiente para presenciar la apertura de la frontera más antigua de Europa, la raya ibérica. Por ejemplo, Televisión Española (RTVE), en su telediario de las 15 horas, no hizo referencia en los primeros 10 minutos sobre a esta cita ibérica de alto nivel.

Se podría decir que los asuntos con Portugal no dan una gran audiencia a los medios, sin embargo, el acto de ayer fue de suma importancia para el interés público.

La corriente ibérica, ya sea unionista o federalista, espera un matrimonio político entre España y Portugal. Sin embargo, la historia y las identidades de los pueblos ibéricos no quieren permitir una metamorfosis tan radical.

La Península Ibérica aún no se conoce a sí misma después de tantos siglos de existencia.

La creación de una comunidad ibérica sería la génesis para que este conocimiento mutuo sea más fluido.

El tiempo entre el Tratado de Tordesillas y Europa es un excelente punto de reflexión para comprender la esencia de las relaciones hispano-portuguesa y una fuente para promover el desarrollo eficiente de la Península Ibérica a nivel político, económico, cultural, turístico y social.

Bruno Caldeira

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