“El choque de civilizaciones” de Samuel Huntington está sesgado por la realidad y la historia. Pero si tal choque de civilizaciones es perfectamente cuestionable, la posición cultural de las naciones en el mundo es un hecho innegable. Devolvamos la mitología ibérica a la vida.
Cada nación tiene una historia, cultura o mitología asociadas.
Desafortunadamente para nosotros, la mitología ibérica no está debidamente investigada.
Resaltamos a su vez como los países nórdicos lograron exportar su mitología como parte de su soft power.
Las películas de Hollywood a veces utilizan la mitología nórdica y la cultura vikinga para inspirarse en la realización de sus obras cinematográficas.
Hoy en día dioses como Odin, Thor o Loki son muy familiares a los ojos y oídos de los consumidores del séptimo arte.
Una de las explicaciones sobre la fluidez de información acerca de los dioses de la mitología nórdica tiene una conexión directa con el cristianismo.
La introducción del cristianismo en el norte y centro de Europa se produjo siglos después de su llegada a la Península Ibérica.
Este desfase temporal permitió investigar su mitología con mayor intensidad y pasión.
Con la imposición del cristianismo, muchas creencias locales y paganas simplemente fueron prohibidas o manipuladas.
Un ejemplo de esta situación es la celebración del solsticio de invierno, que empezó a tener una connotación más católica, con hogueras o leña encendidas junto a las iglesias, lo que puede considerarse una ruptura de su esencia mística.
Contrariamente a los dictados autoritarios del cristianismo durante una buena parte de la Historia al querer ser la única religión, la presencia romana en la Península Ibérica en términos de religión y creencias fue mucho más tolerante.
Una de las características de los pueblos ibéricos que suelen señalar sus detractores, es decir, los del norte de Europa, es su desorganización. Y tal vez esta desorganización provenga de tiempos remotos.
Esta situación posiblemente esté condicionada por una característica muy importante de la mitología ibérica: la ausencia de un panteón de dioses o de un colegio sacerdotal.
La profunda masificación de la cultura popular en determinados ámbitos y elementos, que se basan en la repetición, la sencillez y la estandarización, hacen que parte de la población busque nuevas formas de inspiración cultural.
No es casualidad que la industria cinematográfica haya recurrido con más fuerza a la mitología, especialmente a la más conocida. Incluso en la estandarización de las actitudes cotidianas, en ocasiones es necesario pensar fuera de la zona de confort para que la monotonía de las acciones no sea algo aburrido.
La actual conexión de la humanidad por red, por increíble que parezca, y en muchas situaciones, en lugar de enriquecer culturalmente al ser humano, el mal uso de las tecnologías ha traído un individualismo extremo y un sistema de valores que se usaban en tiempos remotos.
Debemos inspirarnos en la mitología, en su espíritu de comunidad que llegó a influir en la formación de los valores universales, y no en los componentes arcaicos del sacrificio humano, que ahora, y un poco en todas partes, están proliferando en nombre de la ignorancia.
Como escribí en las primeras líneas de este texto, no estamos en presencia de una guerra de civilizaciones, aunque la brutalidad e ignorancia de una parte de la humanidad así lo desee. Estamos en un momento de posicionamiento cultural.
En esta competencia cultural, que a veces se conoce como “soft power”, no podemos excluir un elemento místico: la mitología, la mitología ibérica.
¡Tenemos que renacer la mitología ibérica!
Los agentes culturales deben unir sus esfuerzos para levantar figuras mitológicas como Endovellicus, Ataegina, Bandis Isibraia, entre otros.
Corresponde a las autoridades de la Península Ibérica, ya sean locales, autonómicas o estatales, proporcionar los medios más eficaces para que la mitología ibérica salga del olvido.
Depende de los ciudadanos conocer más y mejor a sus antepasados, sobre todo aprovechar las enseñanzas de la mitología ibérica para que puedan lograrse efectos personales trascendentes.
Bruno Caldeira
Endovellicus, Endovelus, Endovelo … Andéválon, Andévalo. Sea cual sea el orígen del nombre de la comarca onubense, el del dios prerromano o el del término céltico Andéválon, como proponen otros, lo cierto es que la antigüedad del poblamiento de aquellas tierras vecinas del actual Alentejo está comprobada. Tanto a uno como al otro lado de la raya se presentan aquellos pagos como una tierra dura y agreste, poco propensa a la agricultura pero abierta a la ganadería. Todo ello es parte de nuestro pasado, de nuestro imaginario, de nuestra remota memoria … a uno y a otro lado de la raya. Muestra de lo que en si misma es, transición, continuidad, identidad profunda. Endovellicus, pero también Gárgoris y Habis, la antigua Tartessos, la Atlántida … y Viriato. No nos faltan mitos antiguos a portugueses y españoles, son profundamente nuestros.
Complemento a mi comentario. A veces, se nos olvidan, condicionados, tal vez por el contexto, temas de gran importancia y a mi se me ocultó uno de gran relevancia para ambos países, realidad histórica de mucha antigüedad, pero también de actualidad: Sefarad. La historia judía de nuestros países, que vuelve a vibrar. No nos olvidemos de ella, de su vivo presente y de su futuro.