Introducción
Haití, su ciudadanía, desea el comienzo de una nueva etapa de su historia, la cual dé lugar a una mayor estabilidad en todas las áreas del país. Desde la independencia de Francia hasta el día de hoy, las fluctuaciones de diversa índole han sido una nota predominantemente negativa para el país caribeño, impidiendo así la consolidación de una democracia efectiva y estable. La inestabilidad política, la falta de cohesión social y la debilidad institucional han sido algunos de los elementos especialmente que más han obstaculizado el desarrollo del país.
Panorama
Este año 2021 que acaba de empezar trae consigo un calendario transformador para el panorama político de Haití. El académico Goodwin-Gill hace hincapié sobre la responsabilidad moral de la Comunidad Internacional de velar por garantizar que sea el pueblo que decida quien puede gobernar, señalando que: “en cualquier Estado, la autoridad de los poderes públicos solo puede derivar de la voluntad del pueblo expresada en elecciones auténticas, libres y justas, celebradas a intervalos regulares sobre la base del sufragio universal, igualitario y secreto”.
No se puede poner en duda que un sistema democrático requiere elecciones libres, regulares y transparentes, y las cuales son la única forma de llegar al poder; conforme al espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, se establece que la legitimidad de los gobiernos estará basada en la voluntad del pueblo expresada en elecciones periódicas y trasparentes.
Debido a la situación caracterizada por continuos golpes de estado y las disfunciones de las distintas instituciones del Estado, el actual ejecutivo, tras ponderar el querer y el sentir de la población con respecto a la Constitución vigente. En consecuencia, se ha decidido nombrar una Comisión Consultiva Independiente para una reforma constitucional, donde los ciudadanos puedan manifestarse a favor o en contra de cambiar La Carta Magna que rige en el país actualmente.
Esta decisión se toma partiendo de la necesidad de actualizar dicha legislación fundamental, a las necesidades del pueblo para afrontar los cambios de un mundo cada vez mas interconectado. La actual ley matriz se ha quedado obsoleta y no garantiza ni la fortaleza de las instituciones, ni el bienestar social. De este modo, se quiere aprovechar este año electoral para realizar unas elecciones renovadas al amparo de una nueva constitución, con el poder y la determinación suficiente que aporten una seguridad jurídica que fomente el desarrollo social, económico y político del país.
Dentro de los cambios que plantea esta nueva constitución esta modificar el parlamento haitiano, de un sistema bicameral a uno unicameral; por otra parte, también se consulta acerca de la posibilidad de sustituir la figura del primer ministro por un vicepresidente electo al mismo momento que el presidente; otro de los cambios que se valora es la posibilidad de que la diáspora haitiana, los cuales constituyen el 80% de postgraduados de Haití, formen parte de los procesos políticos y aporten su experiencia. Estas serian algunas de las medidas pensadas para actualizar la gobernabilidad del país.
Otro factor relevante a tener en cuenta dentro del panorama haitiano es el económico. Año tras año, el país se hunde en los rankings internacionales de crecimiento de la riqueza. Este país desafortunadamente tiene la economía más débil de América y del mundo occidental, lo que conlleva, un PIB per cápita bajo y con una tasa de desigualdad preocupante. Su renta per cápita es alrededor de una décima parte de la de sus vecinos de la región del Caribe. Haití, como ningún otro país del mundo, no podrá construir una economía sostenible sobre la base de la caridad. El país ha sido explotado por el negocio humanitario, donde a menudo se utiliza las imágenes de los vulnerables para pedir ayuda en su nombre que muchas veces nunca les llega. Todo ello debe permitir las vías para el refuerzo del binomio paz y desarrollo, tal como afirma Kofi Annan si no hay paz no hay desarrollo y si no hay desarrollo no habrá paz.
Cabe destacar que el gobierno está haciendo todo lo posible para reactivar la economía. El pasado 11 de enero de 2021, el Presidente Moïse lanzó oficialmente el “Plan de Recuperación Económica (2020-2023) Post-COVID-19 (PREPOC)”, del cual está previsto un presupuesto de mas de 4 mil millones de USD para los 3 próximos años, lo que implicaría un incremento medio de 3% de la economía y una disminución gradual de la inflación de 10% al finales del 2023. Además, el PREPOC prevé la creación de más de 50.000 empleos, la reducción de la inseguridad alimentaria y de la tasa de pobreza. Se trata de abordar tanto el impacto de la crisis de salud a corto plazo como los desafíos de desarrollo a mediano y largo plazo del país, con el fin de revitalizar el crecimiento económico y encaminar el desarrollo y la prosperidad social.
El fortalecimiento de las instituciones mediante una base jurídica estable es la única opción para combatir la corrupción y garantizar la seguridad jurídica. Asimismo, la corrupción y la inseguridad jurídica son factores que inevitablemente perjudican la fortaleza de las instituciones del país, las cuales se encuentran sometidas a intereses particulares más que al interés general de la nación.
Democratización
A pesar de que la Democracia atraviesa uno de sus momentos mas críticos debido a la insurgencia de los movimientos populistas y demagógicos, el sistema democrático ha dado muestras de ser el modelo que mayor prosperidad ha traído a los pueblos y naciones.
Por lo tanto, no es descabellado plantear que si Haití quiere tener una oportunidad a la hora de sumarse a la lista de las economías avanzadas debe apostar por una democratización plena de sus procedimientos, donde se respete el juego democrático.
No podemos avanzar si no priorizamos un proyecto de país donde cada uno se siente concernido en el mismo. El futuro del país pasa por que todos los estamentos de la sociedad haitiana se sienten a dialogar y consensuen de forma pactada el trabajar todos por un objetivo común, con el fin de eliminar los obstáculos que no permiten el desarrollo del país.
Considerando que la mayoría de los haitianos con educación superior se encuentran en el extranjero, convendría diseñar un plan para integrarlos de alguna forma en los procesos del país ya que son un capital humano de gran valor para la construcción y desarrollo de los procesos y mecanismos democráticos que precisa la nación. Como está reflejado en el proyecto de la nueva Constitución.
Como hemos mencionado anteriormente, este año 2021 marca un punto de inflexión para conseguir aumentar la democratización mediante los comicios en el país caribeño. Aunque en la mayoría de los casos se caracterizan por las turbulencias sociopolíticas y por la fuerte impugnación de los resultados electorales por parte de los protagonistas, las urnas siguen siendo indispensables para la revitalización de la democracia y el fortalecimiento de las instituciones en Haití. En consecuencia, la publicación del calendario electoral para las consultas populares de este año, tal como el referéndum del 27 de junio sobre la nueva Constitución y, la primera ronda de elecciones legislativas y presidenciales el 19 de septiembre de 2021 seguida de una segunda ronda con las elecciones locales, son elementos claves en la búsqueda de soluciones democráticas y sostenibles.
El gobierno haitiano esta cumpliendo su promesa de realizar nuevas elecciones para renovar la representación política con la aportación de 20 millones de dólares en el Basket fund, tras la firma del documento con la BINUH y las cuatro agencias de Naciones Unidas (PNUD, UNOPS, ONU MUJER Y UNESCO) relativo al apoyo técnico, operacional y logístico al proceso electoral bajo el liderazgo del Consejo Electoral Provisional.
Sabemos que la legitimidad de los poderes del Estado reside en la decisión del pueblo soberano. Abraham Lincoln afirmó que: “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Debemos trabajar para fortalecer el espíritu de la Carta de la OEA que subraya que: “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla” (artículo 1); y “El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los Estados Miembros” (artículo 2).
Las Organizaciones Internacionales como la ONU, OEA, OIF, además de los gobiernos amigos creen que cualquier acción ilegitima para llegar al poder no debe ser aceptada en un sistema democrático. Por lo tanto, se deben respetar las normas que rigen la convivencia pacifica entre todos los actores de la vida política. El año 2021 debe ser un año donde los políticos han de abordar los problemas estructurales de la sociedad mediante un dialogo franco, priorizando el interés del país.
Embajador de Haití en España
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