Nicaragua, país centroamericano con mayor extensión territorial, con una biodiversidad única y extraordinaria, conocido por sus lagos, volcanes, ríos, por sus productos de talla internacional: café, puros, cacao, carne, maní, miel, por su gente laboriosa y hospitalaria, posee la mejor seguridad de la región, según el Foro Económico Mundial, es, también un País que se ha ganado en el concierto internacional, el respeto de ser tratada como lo que es, una nación Libre, Soberana, Digna, que construye su destino mediante su propio modelo.
Veamos: el eficaz manejo de la pandemia de la COVID-19, los logros y avances alcanzados en beneficio del pueblo nicaragüense, así como su posición de respaldo en todos los foros internacionales a las causas justas, todo promovido por el Gobierno Sandinista, son claros ejemplos de esto.
Con relación a la COVID-19, Nicaragua cuenta con una de las incidencias más bajas del planeta, tanto de contagio como de muerte, sin que con ello se hayan detenido las escuelas, universidades, la economía, el trabajo, lo que nos permitió ser el único país del continente que sus exportaciones crecieron, según la CEPAL un 17%. ¿Cómo se logró esta exitosa estrategia que ha permitido que Nicaragua alcance ese tan buscado y ansiado equilibrio entre salud y economía? Juegan aquí un rol de primer orden las instituciones sanitarias, así como las que protegen y resguardan a la ciudadanía. Estas se activaron con antelación, en coordinación con el propio pueblo, consensuado así una especie de pacto socio-sanitario, que hizo posible ese balance tan necesario. Esto en lo que respecta a la estrategia de contención.
Para estos momentos, la vacunación contra la COVID-19, puesta en marcha hace más de cuatro meses está también brindando sus resultados. Debemos mencionar aquí que nuestro sistema de salud, como bien lo dice el experto Jorge J. Jenkins Molieri, está demostrando “el porqué del reconocimiento internacional a sus campañas de vacunación –entre ellos los de OPS/OMS-, en las que priva la experiencia profesional, el cuido esmerado de las personas, la atención a los aspectos técnicos como la alta calidad de los biológicos y la integridad de la red de frío”.
Resultado de esto, recientemente un estudio que tomó en cuenta a nivel mundial, cuatro factores que incluían: vacunación, casos confirmados de Covid-19, densidad de población y la puntuación de capacidad del Reglamento Sanitario Internacional, colocaron a Nicaragua entre los 10 países más seguros del mundo a los que se puede viajar. Si valoramos esto, mediante los parámetros occidentales, podemos hablar de la efectividad del proceso de transformación democrático en Nicaragua, en tanto la revista The Lancet, argumenta que, “el efecto de la democracia sobre la salud se concentra en ámbitos donde tienen un mayor peso la solidez del sistema sanitario y la prevención”. E ahí lo que llamamos Democracia Efectiva.

No obstante, muchos medios de alta difusión en el planeta, insinuaron y vaticinaron, al inicio de la pandemia, que las consecuencias de nuestro manejo serían negativas, hoy, ante la evidencia contraria de sus augurios guardan silencio, pues Nicaragua, demostró al mundo que, si bien es cierto había un mismo camino, pero con vías alternativas.
Ahora bien, con relación a los otros tópicos, Nicaragua, sobre la base del esfuerzo conjunto y el fortalecimiento de su Democracia, entendida como el robustecimiento institucional, social, económico, de Derechos totales de la ciudadanía, fomento de principios de confianza y concordia y no, simplemente desplegada como una ideología, como lo describe el historiador y filólogo italiano Luciano Canfora con relación a occidente, ha conseguido: reducir la pobreza y extrema pobreza en más de dos dígitos, ha asegurado educación y salud ciento por ciento gratuita, de calidad y con calidez, pilares fundamentales para el Estado de Bien Común.
Asimismo, los rankings de paridad de género ubican al país en los primeros peldaños, solo por debajo de 4 países escandinavos. De igual manera, derechos como la libre expresión, organización, etc., no sólo son respetados, sino que existe tal permisividad que los denominados “periodistas independientes” hasta tratan de inventar realidades paralelas que, cuando chocan con la realidad, igual que los medios internacionales, guardan silencio.
El modelo nicaragüense, el que Augusto C. Sandino, definió como Democracia Efectiva, responde al profundo respeto a la dignidad del ser Humano, de la Vida, la Madre Tierra. Consiste en igualar las oportunidades y las condiciones, pues la democracia occidental liberal, habla de oportunidades, obviando las condiciones, de los más desfavorecidos. Reside en restaurar derechos básicos, sin que por ello se vean afectados ningún sector, porque cuando las políticas públicas se ejecutan con voluntad de servicio resultan en beneficio de las necesidades y prioridades del país.
Nuestro Modelo busca el pleno restablecimiento de derechos sociales fundamentales. Se sustenta en mecanismos institucionales esenciales que fomentan, no sólo ese bienestar material que venimos describiendo, sino, que percibe y canaliza las demandas de la sociedad y consigue concatenarlas con los llamados cambios culturales y los valores postmaterialistas, aplicados a más participación, equilibrio ecológico, fomento de la Paz, Convivencia, el diálogo en todas sus modalidades, entre otros valores que el Sandinismo los ha tenido claros históricamente, incluso antes que Ronald Inglehart los teorizara en los años setenta.
Basta con revisar los escritos y documentos en los que el propio Augusto C. Sandino, proponía a los gobiernos libero-conservadores de la época (primer tercio del siglo XX) para fundar una Nueva Nicaragua o explorar el Programa Histórico del FSLN, en estos, hay una certera comprensión y combinación en la prioridad de las necesidades y valores, lo que supone un centro de atención hacia todas las demandas ciudadanas, sean estas políticas, espirituales o socioeconómicas.
Esos mecanismos institucionales, de los que hablamos son el resguardo, la incentivación, la justa redistribución y el reconocimiento-respeto verdadero a la diferencia de los otros. De forma resumida, nuestro modelo de Democracia Efectiva es un modelo de convivencia, donde alcanzamos y participamos todos, como debe ser la Democracia con toda su certidumbre, para volverse en sí misma un proceso Transformador.
Carlos Midence
Embajador de Nicaragua en España. Premio Internacional de Pensamiento y Ensayo Sial Pigmalión y Premio Internacional de Pensamiento y Ensayo Aristóteles
Una visión azucarada y rosa de la situación política, económica y social como un cuento de hadas de la Nicaragua del presidente-comandante (ecos del castrismo) Ortega y de su par Rosario Murillo. ¿Es la misma (o siquiera parecida) la de la oposición? La democracia efectiva es un eufemismo para distorsionar los hechos que ocurren en ese país y que no gustan a muchos (no sólo a EEUU, también a la UE).