Tanto Finlandia como España, igual que toda la Unión Europea, se han comprometido con la transición energética y verde. La transición energética es imprescindible para combatir el cambio climático y para fomentar el bienestar de nuestros ciudadanos. El plan conjunto de recuperación de la nueva generación de la UE, Next Generation, establece objetivos y requerimientos a nivel europeo, y asigna también financiación comunal de la UE en proyectos que impulsan la transición verde.
A nivel nacional, Finlandia lleva ya muchos años promoviendo políticas climáticas ambiciosas. El objetivo del Gobierno actual de Finlandia es alcanzar la neutralidad de carbono para 2035 y ser el primer estado de bienestar completamente libre de los combustibles fósiles. Los ciudadanos finlandeses apoyan este objetivo, y las empresas y los centros de investigación del país buscan soluciones innovadoras para responder a los retos climáticos y para proteger la biodiversidad, de un modo que consolide la economía y el bienestar.
Finlandia se enorgullece de ser un actor climático inclusivo y orientado a soluciones. Creemos que las innovaciones tecnológicas y sociales son la clave para resolver la crisis climática, y queremos co-crear y expandir nuestras soluciones de calidad mundial entre todos, globalmente. La economía circular, la meteorología y la eficiencia energética son algunos de los ejemplos de la competencia finlandesa en el campo.
Hemos tenido suerte en contar con una sociedad civil muy activa en la acción climática, estando involucradas varias organizaciones. Asimismo, las regiones y los municipios fijan sus propios objetivos climáticos, y la mitad de los finlandeses viven en un municipio que apunta a ser neutro en carbono para 2030. También, la educación tiene una importancia fundamental en el trabajo contra el cambio climático: en Finlandia, la educación climática forma parte del plan de estudios en todos los niveles.
Para alcanzar los objetivos climáticos globales, la cooperación con la comunidad científica es esencial. Necesitamos promover la colaboración que va más allá de los límites sectoriales y disciplinarios, y asegurar que nuestra legislación medioambiental tenga su base en investigación. En Finlandia, los grupos de trabajo científicos ayudan en la elaboración de la legislación, así como de las estrategias nacionales, lo cual nos ha llevado a ser el primer país en establecer un impuesto sobre el carbono en 1990.
En la transición verde y la lucha contra el cambio climático, la transición energética es un elemento clave. La demanda energética está creciendo y el mundo necesita nuevas formas de producir, almacenar, distribuir y consumir energía de manera eficiente y sostenible. Al ser un país sin depósitos de carbono o petróleo dentro de sus fronteras, Finlandia tiene una larga historia en desarrollar soluciones de energía renovable. Aproximadamente, un 40 % de la energía finlandesa viene de fuentes renovables, como es el caso de la energía hidroeléctrica. Actualmente, la energía eólica es la fuente de energía con crecimiento más rápido en Finlandia.
Una pieza necesaria en el futuro sostenible es la energía inteligente. Este sistema de energía económico, sostenible, seguro y avanzado, se centra en renovables y en alta eficacia, y nos permite abordar algunos de los retos climáticos más grandes que nos estamos enfrentando.
Transición Energética y la Digitalización
El duro clima de Finlandia nos ha obligado a desarrollar soluciones innovadoras y eficientes, convirtiendo la energía inteligente en nuestra fortaleza. Los conocimientos de Finlandia incluyen redes y edificios inteligentes, bioenergía, energía a partir de residuos, baterías, y calefacción urbana que aprovecha el calor residual de la industria y lo utiliza para calentar casas. El sector de la energía inteligente es también una industria exportadora importante para Finlandia, sumando unos 25―35 % de las exportaciones totales.
En la transición energética, el papel de la digitalización y del software no se puede sobrevalorar. Las soluciones del Internet de las cosas (IoT) y de la energía inteligente requieren conocimientos de comunicación y software, y subrayan la necesidad de invertir en la digitalización. En esto, las habilidades tradicionales de Finlandia tienen una alta demanda. Por ejemplo, en la energía IoT, los sensores en el equipo transmiten información de forma inalámbrica, lo cual puede avisar a los operarios si el equipo está a punto de fallar, o ayudar a decidir qué activos de generación eléctrica se deberían usar. Esto incrementa eficiencia y fiabilidad.
En Finlandia, la industria forestal que se remonta a varios siglos, desempeña también un papel fundamental en la transición energética. La industria está desarrollando biocombustibles renovables con rapidez y presentando innovadoras soluciones circulares, como el uso de residuos y corrientes laterales como fuentes de energía. De momento, la madera renovable representa un 28 % del consumo de energía en Finlandia.
Para poder aprovechar las posibilidades que nos ofrece la energía renovable, necesitamos superar los retos del almacenamiento energético. La respuesta de Finlandia son su industria de baterías y sus recursos minerales. Finlandia es un productor de níquel y el único país miembro de la UE con su propia producción de cobalto, además de tener planes para comenzar la producción de litio y de grafito.
A pesar de que Finlandia tiene estas fortalezas en cuanto a la transición verde, los objetivos climáticos y energéticos solamente se pueden alcanzar mediante la cooperación. Finlandia tiene una larga historia de colaborar con socios internacionales y la voluntad de aprender de las experiencias de los demás. Vemos que Finlandia y España tienen una excelente oportunidad de promover la transición verde conjuntamente, y para ello, en la Embajada de Finlandia en España, estamos siempre a su disposición.
Sari Rautio, Embajadora de Finlandia en España
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