“Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable.” – Albert Camus
Uno de los mayores retos sociales hoy en día es cómo lidiar con la notoria cantidad de teorías de conspiración y fake news que desafortunadamente han influido la manera de pensar en muchas personas, alejándolas de percibir y aceptar la realidad.
En su libro Rationality, el científico cognitivo Steven Pinker nos dice que ésta es precisamente la paradoja de la racionalidad, en cómo siendo los seres humanos altamente inteligentes y racionales, podemos caer víctimas de las más absurdas creencias. La clave aquí recae en nuestra capacidad de razonamiento.
La racionalidad es la capacidad para usar el conocimiento verídico para obtener resultados fidedignos. Y muy importante, la racionalidad nos da la sabiduría para distinguir entre lo que es verdad de lo que quisiéramos fuera verdad.
Cuando queremos genuinamente saber la verdad, la razón nos pide usar la inteligencia y tener la mente abierta para aceptar la verdad, incluso si ésta es incómoda o confirma que nuestras creencias estaban equivocadas.
Esta es la parte más difícil para la mayoría de las personas que no aceptan conclusiones que van en contra de su ideología y frecuentemente debaten con la finalidad de ganar argumentos, no con la finalidad de conocer la verdad.
Y es que es mucho más fácil creer en teorías de conspiración y fake news porque son simples, muchas se basan en miedos y no se requiere de mucho pensar. Sin embargo, para encontrar la verdad mediante la razón se debe recurrir a herramientas intelectuales como la lógica, el saber distinguir entre la probabilidad y la propensión, entre la correlación y la causalidad, de evaluar la evidencia presentada, de identificar las falacias cognitivas y de pensar críticamente para eliminar sesgos y aceptar la conclusión de los resultados sin importar si estos se alinean a nuestras creencias.
El sesgo de confirmación (confirmation bias) es ese hábito deshonesto de buscar evidencia que respalde nuestra creencia, aunque provenga de fuentes cuestionables, y desacreditar cualquier evidencia que la refute, aunque venga de fuentes confiables.
“Y es que es mucho más fácil creer en teorías de conspiración y fake news porque son simples, muchas se basan en miedos y no se requiere de mucho pensar“
Ricardo Villarreal
Uno de los principales y más comunes errores del razonamiento es confundir la correlación con la causalidad. La correlación es la dependencia de un valor en una variable con el valor de otra, mientras la causalidad es la expectación de que la correlación que hemos experimentado en el pasado se mantendrá en el futuro.
Aquí hay que tener mucho cuidado de no caer en la falacia de la correlación ilusoria con los epifenómenos, aquellas variables que acompañan un evento, pero que no lo ocasionan. Como ejemplo sencillo, el creer que el Sol sale cuando el gallo canta por las mañanas. Si quitamos al gallo, el Sol saldrá de todas maneras.
También está la falacia del jugador (gambler’s fallacy) donde se cree equivocadamente que el resultado de un evento depende del anterior. Un jugador de la ruleta que ha visto la bola caer en negro cinco veces seguidas falsamente podría creer que el siguiente turno caerá en rojo porque “ya le toca”, cuando cada evento es independiente y no tiene relación ni con el anterior ni con el siguiente.
Otro de los errores de razonamiento en que incurre mucha gente es en confundir la probabilidad con la propensión. Esto sucede con frecuencia al ver los noticieros.
No olvidemos que las noticias hablan de lo que pasa, no de lo que no pasa. El no informar las cosas bajo su debido contexto puede confundir al público sobre la prevalencia de los eventos en la vida real.
Por ejemplo, un accidente aéreo es noticia porque no es un evento común. Por otro lado, hay millones de vuelos al año que despegan y aterrizan sin contratiempos y de ello no escuchamos en los noticieros. Todos conocemos a alguien que tiene miedo a volar, pero no de viajar en auto, siendo que volar en avión es mucho más seguro.
Quizás el ejemplo anterior no sea de gran controversia. Pero en estos tiempos de pandemia, el sesgo informativo sobre lo que es noticia y la realidad en la frecuencia de los eventos puede ser perjudicial. Como ejemplo, la noticia de una persona vacunada que se contagió de COVID puede utilizarse por los movimientos extremistas antivacunas para atacar a la ciencia y crear miedo en segmentos de la población que no querrán vacunarse, cuando en realidad la vacuna es segura y efectiva.
Los periodistas deben ser más racionalistas y responsables al reportar y poner las cosas en su contexto. Una noticia como la anterior no debería ser noticia para empezar, pero si se decide informarla, debe ir acompañada de su porcentaje de probabilidad y de las estadísticas comparativas para mostrar un cuadro verídico y no caer en la desinformación. Nosotros como consumidores de noticias también debemos ser más exigentes y críticos ante los contenidos y sesgos informativos.
¿Qué contenidos debemos ver para no caer en teorías de conspiración y fake news?
Hay que confiar y creer en conclusiones que provienen de las publicaciones científicas que se someten a revisiones paritarias, aquellos medios periodísticos acreditados que tienen mecanismos de fact-checking y publicaciones académicas de universidades con reputación por la libertad de expresión, entre otras.
Y por último, la lectura es la mejor arma contra la ignorancia y esencial para adquirir un mejor razonamiento. Contrario a los dogmas, los textos literarios siembran dudas, cuestionan, permiten la libertad de pensamiento y la reflexión profunda. Usemos estas herramientas intelectuales porque defender la verdad es vital para una sociedad mejor.
Ricardo Villarreal, Vicepresidente del Capítulo Portugal de la Red Global MX
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