La felicidad fue uno de los temas central de la entrevista a Ricardo Villarreal de Raia Diplomática. Para el actual Vicepresidente de la Red Global MX – capítulo Portugal- las enseñanzas de Séneca continúan siendo cada vez más actuales para una sociedad tan global como es la nuestra.
Para Ricardo Villarreal aprovechar cada vez mejor nuestro tiempo es fundamental para lograr nuestra felicidad “Cuando menciono que debemos ser más selectivos con nuestras actividades me refiero a lograr un mejor aprovechamiento del tiempo y enfocarnos en ocupaciones que le den más sentido a nuestra existencia. La acumulación de cosas jamás valdrá más que la acumulación de experiencias”.
Ricardo Villarreal nació en Monterrey, México. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación del Tec de Monterrey y tiene un MBA de la Escuela de Negocios John H. Sykes de la Universidad de Tampa, en Florida. Trabajó en la industria de la energía, primero para TECO Energy en el área de comunicación corporativa y después en GE Energy en la negociación de contratos internacionales para la filial Granite Services en la ciudad de Tampa, Florida (Estados Unidos).
En el 2006 fue voluntario de una organización internacional de ayuda humanitaria en los barrios de Kibera en la ciudad de Nairobi, Kenia, ayudando en la gestión y control de inventario de una clínica para la atención a niños con enfermedades dermatológicas.
Como director de cine documental dirigió y produjo el largometraje “The Domínguez, a Family Who Shaped the History of California” para el canal de televisión KCET en Los Ángeles, California y dirigió y produjo “Ride with Larry”, un documental inspirador para concientizar sobre el Parkinson y el uso de la marihuana medicinal, que ganó varios premios en festivales internacionales de cine. Trabajó en proyectos de promoción comercial entre México y California en la oficina de ProMéxico en el Consulado General de México en Los Ángeles y como empresario independiente. Fue presidente de la Asociación EXATEC California y ha sido voluntario en organizaciones altruistas que promueven las ciencias y las artes (principalmente música y literatura). Es parte del comité de selección y jurado del festival Cinema Culturas en Riverside, California para promover el arte cinematográfico en los jóvenes inmigrantes. Es actual vicepresidente del capítulo de Portugal de la Red Global MX y vive en la ciudad de Setúbal, Portugal.
“Y es que es mucho más fácil creer en teorías de la conspiración y fake news porque son simples, muchas se basan en miedos y no requieren de mucho pensar” (Ricardo Villarreal). ¿Somos en general una sociedad en la que a sus individuos no les gusta pensar por sí mismos?
No es tanto que a la gente no le guste pensar. Pero creo que tampoco es tan sencillo llegar al racionalismo bajo un proceso de pensamiento crítico. Es más fácil (y cómodo) seguir creyendo en una idea fuertemente establecida en nuestro pensamiento, que aceptar estar equivocados y cambiar de opinión. Pero cuando se trata de llegar a la verdad, para mí no hay opción, debemos hacer el esfuerzo por aprender a pensar racionalmente, evitar nuestros sesgos y aceptar la verdad objetiva, sin miedo a estar equivocados y a cambiar de ideas. Como dice el astrofísico Neil deGrasse Tyson, “lo bueno de la ciencia es que es verdad, creas o no en ella.”
En realidad, siempre han existido las fake news o contrainformación. El problema es que a través de internet y las redes sociales su amplificación es enorme. ¿Cómo podemos bajar esta tensión social derivada de las fake news?
Como las fake news tienden a ser polarizantes, debemos ser más inteligentes y evitar caer en divisiones maniqueístas, donde todo es blanco o negro. Por otro lado, aunque muchos medios de información han establecido mecanismos de fact-checking, cada uno de nosotros tiene un gran poder de influir y enriquecer las conversaciones dentro de nuestros círculos sociales con compasión, apertura e imparcialidad, buenos argumentos y protegiendo siempre la verdad.
Posiblemente no vamos a cambiar el pensamiento de una persona en un primer encuentro, a veces toma tiempo cambiar de opinión, pero debemos perseverar con firmeza. Por mencionar un ejemplo, antes muchos dudaban del cambio climático; hoy en día es prácticamente aceptado por todos. Así que sí se puede influir positivamente en el pensamiento de las personas.

El extremismo político ha utilizado inteligentemente las teorías de la conspiración y el miedo. La discriminación racial, sexual e incluso religiosa, cuando es tolerada por las sociedades democráticas, ¿podemos correr el riesgo de cambiar radicalmente nuestro código moral y de conducta social?
Los movimientos extremistas de derecha y de izquierda a veces se alejan tanto del centro que llegan a encontrarse y parecerse a sí mismos, creado un ambiente pernicioso e intolerante donde obstaculizan y censuran el diálogo inteligente y la racionalidad. A pesar de ello, pienso que hemos avanzado en materia de igualdad y derechos humanos, y hay un mayor respeto por el humanismo y las ciencias. Para evitar personajes radicales en la política, como votantes debemos elegir candidatos que promuevan una participación democrática abierta y transparente, que protejan el secularismo y la libertad de expresión, que escuchen y actúen conforme las recomendaciones de los expertos en las ciencias, y que cumplan con los deberes y obligaciones de los derechos humanos.
Sobre la tolerancia en las sociedades democráticas, ésta debe defenderse sensatamente. Recordando la Paradoja de la Tolerancia del filósofo Karl Popper, el riesgo de la tolerancia ilimitada puede llevarnos a la pérdida total de la tolerancia, creando un ambiente propicio para los regímenes dictatoriales. Para proteger la tolerancia, debemos ser intolerantes con la intolerancia. De ahí la paradoja.
“Cambiamos constantemente de trabajo, de pareja, de modas y nada es duradero. Vamos perdiendo el valor del sacrificio que toma tiempo y no tenemos paciencia para llegar y disfrutar de los resultados más gratificantes de la vida”
Ricardo Villarreal
La lectura puede ser un buen antídoto contra la ignorancia. Pero lo cierto es que la sociedad, al menos las generaciones más jóvenes, no están acostumbradas a leer libros, por ejemplo. Leer las noticias o videos en internet es más relajante. ¿Cómo podemos inculcar en estas generaciones más jóvenes el gusto por la lectura de libros?
Los clubs de lectura presenciales o virtuales son excelentes para inspirar el gusto por la lectura en los jóvenes porque invitan a la conversación sobre los libros y motivan a descubrir nuevos autores y géneros literarios. Pero el gusto por la lectura debe inculcarse desde la etapa más temprana. A los niños hay que leerles, que vean leer a los adultos y, cuando finalmente puedan leer solos, dejarlos leer lo que quieran en un inicio. La lectura debe ser vista como un placer (porque lo es) y eventualmente percibirán también lo recompensante que resulta intelectualmente.
Sobre la fugacidad de los contenidos en las redes sociales, debemos repensar nuestra ocupación del tiempo y reflexionar en lo deshumanizante que resulta la gratificación inmediata. Utilizando el término del sociólogo Zygmunt Bauman, en la sociedad líquida moderna vivimos en ambientes efímeros de cambios incesantes. Cambiamos constantemente de trabajo, de pareja, de modas y nada es duradero. Vamos perdiendo el valor del sacrificio que toma tiempo y no tenemos paciencia para llegar y disfrutar de los resultados más gratificantes de la vida.
En su artículo titulado “Iniciando el 2022 con Séneca” (publicado en Raia Diplomática) afirma que “tenemos que ser más selectivos con las actividades que demandan nuestro tiempo y aprender a filtrar mejor aquellas que nos enriquecen y dan sentido a nuestra vida”. ¿Significa esto que tenemos que ser menos materialistas?
Sí, totalmente. Cuando menciono que debemos ser más selectivos con nuestras actividades me refiero a lograr un mejor aprovechamiento del tiempo y enfocarnos en ocupaciones que le den más sentido a nuestra existencia. La acumulación de cosas jamás valdrá más que la acumulación de experiencias.
Pero en sociedades más desarrolladas, donde la competencia entre agentes económicos y sociales es evidente, y la exigencia de hacer más y mejor es una constante, ¿no está poniendo en riesgo nuestra felicidad?
Creo que la clave está en el balance. Si la felicidad estuviese recíprocamente correlacionada con la riqueza monetaria, entonces diríamos con firmeza que Estados Unidos, por ser la máxima potencia económica mundial, es el país más feliz del mundo, y no lo es. Muchos estudios socioeconómicos lo confirman también, un incremento económico no siempre jala consigo un aumento en la felicidad de la población.
Entonces, si el progreso económico no sirve para hacer mejor a la humanidad en materia de felicidad, incrementar la producción e incentivar el consumo solo nos hará más miserables. Y hay que pensar también en los efectos negativos que nuestro consumo ocasiona al planeta y al medio ambiente.
Séneca decía que hay que tener inteligencia, cuidado y mesura para disfrutar de nuestros placeres. ¿El exceso corrompe nuestra felicidad?
Así es, la ambición excesiva distorsiona la vida. Sucede que una vez satisfecho un placer, la intensidad de gozo se va reduciendo y consigo el rendimiento del placer, tal como en el concepto económico de la ley de los rendimientos decrecientes. Los placeres se disfrutan más cuando hay periodos de ausencia de estos. Como los silencios en la música, su presencia le da mayor valor a la melodía que brota después de esos intervalos. Por otro lado, el riesgo de no controlar la mesura en los placeres nos puede llevar a un círculo de permanente insatisfacción porque siempre se querrá más. Hay que buscar el equilibrio.
¿Y las consecuencias de la pandemia afectarán nuestro concepto de felicidad? ¿Podría la socialización ser diferente a partir de ahora?
Pienso que, cuando menos, la pandemia nos ha hecho ser más conscientes sobre nuestra existencia y nuestro estado emocional, nos ha permitido valorar más este breve instante de tiempo llamado vida y, por si no lo habíamos advertido antes, nos ha recordado que vivimos en un mundo lleno de incertidumbres y de factores que están fuera de nuestro control. Si todo esto no es un llamado para aprovechar mejor la vida y hacer lo que nos hace felices, entonces no hemos aprendido nada.
En cuanto a la socialización, el escenario postpandemia debe ser uno en donde nuestros encuentros sean más significativos. Recuerdo, durante el primer largo encierro, que llegué a contar los meses que había pasado sin abrazar a un amigo o familiar. La pandemia nos encerró, nos aisló socialmente y limitó nuestros encuentros en persona. La interacción virtual en pantallas ayudó, pero jamás reemplazará a un encuentro físico. Creo que ahora valoraremos más las reuniones presenciales.
¿Buscaste tu felicidad mudándote de Estados Unidos a Portugal?
Quizás inconscientemente. Sí soy muy feliz en este generoso país que es Portugal, pero en Estados Unidos también he vivido las más gratas experiencias. Creo que, sin importar el lugar donde estemos, una vez cubiertas las necesidades básicas de la vida y de tener la suerte de contar con buena salud, la felicidad se halla en lo que siempre ha valorado la humanidad a través de la historia. Es decir, en tener un círculo de buenas amistades, en hacer el bien por los demás sintiéndose útil en la comunidad, y en vivir con amor, libre y en paz. De ahí para arriba, todo es ganancia.
Cada nación tiene su propia cultura y costumbres. ¿Qué similitudes y diferencias encuentras en el país donde naciste, México con Estados Unidos y Portugal en la búsqueda de la felicidad?
Dentro de lo similar que comparten en cuestión de felicidad, la filosofía epicúrea está presente en estos tres países. Las relaciones humanas, en específico las convivencias sociales con amistades, son una de las grandes fuentes de placer y felicidad. Además del valor de la amistad, sentirnos valiosos participando activamente en nuestro entorno es muy gratificante para darle sentido a nuestra vida.
En cuanto a las diferencias, la observación más notoria en Estados Unidos (y últimamente también en México) se refleja en su cultura consumista como una vía hacia la felicidad. Eso es algo que no veo tanto en Portugal, donde a mi parecer la gente consume de una manera más responsable.
Portugal y México, por su historia, estaban muy desconectados. Sin embargo, en los últimos años ha habido un crecimiento del número de mexicanos viviendo en Portugal, ¿a qué se debe esto?
Portugal cada vez está más presente en el plano global como uno de los mejores países para vivir por su gran calidad de vida y eso lo hace un destino muy atractivo. Además de ser también un país muy seguro, hay muy buenas universidades y es una excelente puerta de entrada a Europa. Asimismo, Portugal es un campo fértil para el emprendimiento con muchas oportunidades abriéndose en diferentes áreas, como en tecnologías de información, ciencias médicas y energías renovables.
Por su parte, los mexicanos en Portugal vienen muy preparados en diferentes disciplinas profesionales, con ideas innovadoras, con muchas ganas de trabajar y aportar al crecimiento económico, y de sumar con nuestra cultura a la valiosa multiculturalidad en este país.
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