Hay una frase atribuida a varias figuras que dice, “si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia.” Una expresión muy vigente y acertada, y a la que vuelvo con frecuencia cuando pienso en uno de los más grandes retos que enfrenta la humanidad hoy: la negación de la ciencia.
La ciencia nos ha ayudado a entender mejor nuestros orígenes, a explicar las causas de muchas enfermedades y encontrar las curas, a descubrir más sobre la naturaleza y el espacio, a desarrollar mejores ideas y tecnologías para beneficio de la humanidad y, entre otras cosas, nos ha dado la capacidad de tomar mejores y más informadas decisiones. Antes de la ciencia, estábamos a merced de la superstición y la suerte.
Pero, ¿acaso la ciencia siempre ha estado en lo correcto? No, claro que no, pero ha estado mucho más cerca de la verdad que la alternativa, y la manera natural con que la ciencia avanza ha permitido autocorrecciones a través del tiempo, donde se han actualizado conceptos e ideas que explican mejor nuestro entendimiento del mundo y el universo. El valor de la ciencia viene precisamente en nuestra capacidad de cambiar nuestra forma de pensar cuando se presenta mejor evidencia sobre algún tema.
La clave es tener una actitud en favor de la ciencia, valorando las evidencias presentadas, contar con una apertura intelectual para cuestionar lo que sabemos y eliminar nuestros sesgos. El tener una actitud científica no solo nos permite entender mejor la ciencia actual, pero también nos ayudará a entender mejor los descubrimientos científicos del mañana.
Los negacionistas, por su parte, basan su saber desde una esfera de creencia ideológica absolutista que no da entrada a la cuestión. Si la verdad científica se opone a sus creencias y valores, es la ciencia la que descartan, mientras sus creencias se mantienen firmes. Esto puede ser muy peligroso cuando enfrentamos una situación que nos afecta a todos.
Por supuesto que los devotos religiosos tienen la libertad de creer lo que quieran. De hecho, para muchos la espiritualidad sirve para encontrar consuelo y sentido de la vida. Así que hay que respetar, sobre todo si mantienen sus creencias a nivel personal. El problema viene cuando quieren exigir sus creencias religiosas en los demás, cuando quieren imponer sus ideologías en el ámbito político, afectando las libertades de los demás y destruyendo los principios de la democracia.
No Todo es Debate
Muchas veces los negacionistas se aferran a querer escuchar la contraparte a un tema científico ya establecido, cuando no existe tal oposición. Muchos religiosos están obsesionados en empujar una versión alternativa a la Teoría de la Evolución de Darwin, pero no existe tal cosa. Con abundante y convincente evidencia, el consenso científico confirma que nuestra especia humana debe su existencia a un proceso de evolución por selección natural. Esa es la realidad aunque no guste, no hay otra alternativa.
El problema viene cuando quieren exigir sus creencias religiosas en los demás, cuando quieren imponer sus ideologías en el ámbito político, afectando las libertades de los demás y destruyendo los principios de la democracia
Ricardo Villarreal
Lo mismo pasa con el cambio climático, en donde aún hay escépticos que rechazan creer en ello, cuando el 98% de los científicos del clima han confirmado que se debe a la actividad antropogénica. Aquí tampoco hay debate alterno, y afortunadamente cada vez hay más aceptación de este consenso científico. Lo lamentable es la enorme oportunidad de acción que se ha perdido lidiando con negacionistas, cuando se pudo haber trabajado (y avanzado) en soluciones desde hace mucho tiempo.
Vimos una frustración similar con los negacionistas ante la pandemia mundial del Covid-19. ¿Cuántas vidas se pudieron haber salvado y cuánto tiempo nos hubiéramos ahorrado de no ser por los antimáscaras y antivacunas que prefirieron ignorar los consejos de los expertos de la ciencia y la medicina? Afortunadamente hay soluciones.
¿Qué podemos hacer para eliminar el negacionismo científico?
Como individuos, hay que ser más estrictos con los contenidos de información que digerimos y leer fuentes de noticias que cuentan con periodistas y reporteros profesionales, evitando sitios cuestionables cuyos “líderes de opinión” son más showmen que periodistas. Antes de compartir un artículo, hagamos una labor de fact-checking para revisar su veracidad y evitar propagar teorías de conspiración. A la hora de elecciones, hay que votar por candidatos que favorezcan a la ciencia.
Los educadores tienen la responsabilidad de despertar el cuestionamiento y pensamiento crítico en los estudiantes, fomentar la curiosidad y desarrollar una mentalidad abierta. Adicionalmente, deben alertar a sus alumnos sobre los sesgos de confirmación (confirmation bias), enseñarles a identificar y verificar fuentes confiables de información y saber evaluar las evidencias. Muy importante también es enseñar la diferencia entre una opinión y la verdad.
Por su parte, los periodistas deben ser responsables del gran poder que tienen de influir desde un medio masivo de comunicación y, sin lugar a duda, reportar la verdad y no noticias falsas, entendiendo que jamás se debe sacrificar la verdad por ratings. Tienen también que evitar en sus reportajes las falsas equivalencias disfrazadas de neutralidad, o presentando mesas de debate con “posiciones opuestas” cuando no las hay. Las noticias relacionadas con la ciencia deben tener buena cobertura y hay que cuidar que los entrevistados sean verdaderamente expertos y no charlatanes.
Como padres de familia, debemos enseñar a nuestros hijos sobre la importancia que ha tenido la ciencia para el desarrollo y avance de la humanidad, y su importancia hacia el futuro del planeta. Fomentar también el pensamiento crítico y la apertura para cambiar de opinión si la evidencia científica no se alinea a nuestras ideas. Muy importante saber diferenciar entre correlación y causalidad. Por ejemplo, muchos padres de familia creen que las vacunas causan autismo porque escucharon casos de síntomas que aparecieron en niños después de completar su esquema de vacunación. Esta proximidad de tiempo es una desafortunada coincidencia, más no es evidencia.
Por último, es importante saber que a muchas personas les toma tiempo rectificar su manera de pensar cuando han crecido en un ambiente antagónico a la ciencia. De seguro ustedes pueden pensar en alguna persona dentro de sus círculos de familiares y amistades con la que no es fácil hablar de ciertos temas. Salvo que se encuentren en un estado extremista inalterable, vale la pena hacer el esfuerzo de dialogar respetuosamente con ellos, con la intención de llegar a una apreciación y entendimiento de la ciencia. Nos conviene a todos.
Ricardo Villarreal nació en Monterrey, México. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación del Tec de Monterrey y tiene un MBA de la Escuela de Negocios John H. Sykes de la Universidad de Tampa, en Florida.

Como director de cine documental dirigió y produjo el largometraje “The Domínguez, a Family Who Shaped the History of California” para el canal de televisión KCET en Los Ángeles, California y dirigió y produjo “Ride with Larry”, un documental inspirador para concientizar sobre el Parkinson y el uso de la marihuana medicinal, que ganó varios premios en festivales internacionales de cine. Trabajó en proyectos de promoción comercial entre México y California en la oficina de ProMéxico en el Consulado General de México en Los Ángeles y como empresario independiente. Fue presidente de la Asociación EXATEC California y ha sido voluntario en organizaciones altruistas que promueven las ciencias y las artes (principalmente música y literatura). Es parte del comité de selección y jurado del festival Cinema Culturas en Riverside, California para promover el arte cinematográfico en los jóvenes inmigrantes. Es actual vicepresidente del capítulo de Portugal de la Red Global MX y vive en la ciudad de Setúbal, Portugal.
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