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El Valor de la Libertad

A pesar de que hay muchas razones para ver la vida y el futuro de la humanidad con optimismo, es difícil sentir que las cosas van bien cuando en los medios nos bombardean de noticias llenas de sufrimiento y desesperanza.

Por supuesto que las noticias de las guerras son reales y duelen, los efectos adversos del cambio climático son evidentes e incuestionables y, entre otros, la incertidumbre sobre el rápido avance de la Inteligencia Artificial tiene preocupados a muchos que ven en ella una amenaza a sus empleos y a su privacidad.

Estos tres ejemplos que enlisto no son circunstancias fortuitas, tienen todo el sello de la responsabilidad humana como causa principal y ponen bajo amenaza a la libertad como común denominador. Paradójicamente, estamos amenazando nuestra libertad futura debido a los abusos de nuestra libertad pasada, esa que ha sido utilizada para actuar de manera irresponsable y sin buscar beneficiar a la mayoría de los habitantes del planeta.

En su libro “Las Preguntas de la Vida”, el filósofo español Fernando Savater nos dice que habitar el mundo no significa simplemente estar en el mundo, sino actuar en el mundo e irlo inventando y transformando. Y actuar es lo que hacemos voluntariamente con conciencia, deseo e intención.

El balance de la libertad individual con el peso de la responsabilidad fomenta el respeto y el bien común, creando un marco de colaboración para resolver con optimismo los desafíos que enfrenta la humanidad y lograr una comunidad global más próspera

Ricardo Villarreal

Sobre esas decisiones voluntarias que tomamos para llevar a cabo acciones (o inacciones) que dependen de nosotros es como llegamos a la libertad. Pero la libertad no se trata de una acción sin causa, sino que conlleva invariablemente una intención o motivo al realizarse.

Entre los usos que se le dan al término “libertad”, Savater indica los dos más comunes:

La libertad con la que actuamos para realizar nuestros propios deseos o proyectos. Esta debe estar acompañada de una posibilidad real de cumplirlos exitosamente y, por nuestra parte, debemos estar libres de cualquier impedimento para lograrlos.

La libertad de querer lo que se quiere, aunque existan factores que impidan se lleve a cabo. Nadie, bajo ninguna imposición por la fuerza, nos puede obligar a ir en contra de nuestra libertad de pensamiento.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer creía que la libertad humana era una ilusión. Y que, a pesar de que los humanos tienen la ilusión del libre albedrío, sus acciones, aún a partir de la voluntad, ultimadamente son determinadas por motivos y deseos inconscientes, lo que hace que la libertad sea una mera apariencia. Para Schopenhauer, el deseo y los impulsos humanos dominan por encima de las decisiones racionales y la influencia de estos impulsos limitan el alcance de la verdadera libertad.

Por otro lado, para Jean-Paul Sartre, filósofo del existencialismo, los humanos estamos condenados a ser libres y, como la existencia precede a la esencia, debemos inventarnos a nosotros mismos tal como lo que anhelamos ser. En un mundo carente de sentido es precisamente la libertad la que nos define.

Pero al vivir en sociedad, y volviendo al punto inicial del texto, una parte fundamental de las acciones que tomamos con libertad tiene que ver con la responsabilidad individual. Para el filósofo escocés David Hume la libertad tiene que analizarse en la relación que existe entre la naturaleza humana, la causalidad y la responsabilidad moral. Hume rechaza las nociones simplistas sobre el libre albedrío sin límites. Y, aunque sostiene que la construcción social de la moralidad contribuye a determinar la responsabilidad de nuestras acciones, deben considerarse también los factores causales que moldean nuestro comportamiento humano.

Como enfatiza Savater, “la libertad es imprescindible para establecer responsabilidades, porque sin responsabilidades no se puede articular la convivencia en ningún tipo de sociedad.”

Si viéramos el comportamiento humano como una moneda, en el anverso tendríamos la libertad y en el reverso la responsabilidad. En donde cada acción tomada en libertad está unida a la responsabilidad de sus consecuencias.

Es importante apropiarse de las dos caras de la moneda del comportamiento humano pensando en los resultados de nuestras acciones; tanto saber recibir los méritos positivos con satisfacción, como tener la madurez de admitir la culpa cuando las cosas no salen bien. Solo así podemos ir afinando nuestras intenciones hacia acciones libres individuales que sean más humanas y que, con responsabilidad, contribuyan en transformar el mundo en beneficio de una sociedad plural y en paz.

Adicionalmente, y saliéndonos brevemente del plano individual para ver la libertad a nivel global, los países cuyos habitantes gozan de mayor libertad son aquellos que se enfocan con ecuanimidad en las libertades políticas, económicas y sociales de sus connacionales. Es decir, países que tienen un sistema legal justo y transparente, que cuentan con sistemas de gobierno democráticos con elecciones libres, que protegen los derechos individuales, que promueven la libertad económica sin intervenciones políticas, que impulsan el desarrollo científico y, entre otros, en donde sus habitantes tienen acceso a la educación libre y a la información abierta y sin censura.

Como en muchas cosas, la clave se encuentra en el equilibrio. El balance de la libertad individual con el peso de la responsabilidad fomenta el respeto y el bien común, creando un marco de colaboración para resolver con optimismo los desafíos que enfrenta la humanidad y lograr una comunidad global más próspera.

Ricardo Villarreal, Vicepresidente – Red Global MX Capítulo Portugal

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